La imagen más venerada de la ciudad vuelve a reunir a miles de fieles en una fiesta que mezcla tradición, fe y gratitud
Saltillo volvió a volcar su corazón en la fiesta del Santo Cristo de la Capilla. Desde días antes, miles de fieles inundaron la Catedral de Santiago para agradecer, pedir o simplemente llorar frente a la imagen que los acompaña desde siempre. El 6 de agosto todo se transforma en devoción pura.
El Cristo baja de su capilla lateral y es colocado con respeto en un camastro adornado con flores. Allí se convierte en el centro de las oraciones, promesas, misas y rosarios que inician desde las cinco de la mañana. La fe no descansa, y cada día suma más corazones.



Las calles del centro se llenan de procesiones, altares comunitarios y rezos compartidos. Nadie queda fuera: adultos mayores, jóvenes, niños y familias completas participan en la celebración. Es una semana donde el dolor, la esperanza y el agradecimiento se entrelazan frente al Cristo que ha visto pasar generaciones.
El cierre fue tan majestuoso como emotivo. Fuegos artificiales iluminaron el cielo de Saltillo como un canto de júbilo colectivo. La Catedral vibró con campanas, cantos y aplausos. Así termina, un año más, la festividad que no solo es religiosa, sino profundamente humana: una muestra viva de lo que significa creer.
📸 Pedro Pérez Fotógrafo