Advierte que las malas prácticas comerciales ofenden a Dios y persisten desde tiempos de Jesús, instando a revisar nuestras deudas personales y espirituales.
En una homilía cargada de fuerza moral, el padre Néstor Martínez, párroco de Santiago Apóstol, lanzó un duro reproche contra prácticas deshonestas en los negocios, recordando que estas artimañas —como alterar medidas, inflar precios o usar pesas trucadas— son viejas como la humanidad, pero siguen presentes y ofenden profundamente a Dios.
Martínez recordó el mensaje del profeta Oseas, que denunció a quienes engañan para enriquecerse a costa de los más pobres. “Disminuyen medidas, aumentan precios, compran a personas por un pan o unas sandalias”, señaló, advirtiendo que esas trampas, aún vigentes, terminan por arruinar la vida espiritual y “no traen nada bueno”.
El sacerdote enlazó este reproche con el Evangelio dominical: la parábola del administrador astuto. Jesús, dijo, narra cómo un hombre rico descubre a su administrador haciendo mal uso de sus bienes. Al verse descubierto, el hombre reduce las deudas de los morosos, buscando congraciarse con ellos para su propio beneficio.
La astucia del administrador, explicó Martínez, muestra cómo la rectificación es posible. “Él dejó de robar, renunció a su ganancia deshonesta y presentó cuentas justas”, afirmó. Sin embargo, subrayó que esta historia no justifica el engaño, sino que enseña a reconocer errores, corregirlos a tiempo y recuperar la honestidad perdida.
Con voz firme, llamó a los fieles a revisar su “balance personal” de vida. Las deudas, dijo, no son solo económicas: existen deudas con nosotros mismos por descuidar nuestra salud y bienestar; con nuestras familias por falta de atención o fidelidad; y con Dios, cuando pedimos sin ofrecerle gratitud, adoración y tiempo.
El párroco exhortó a usar los bienes divinos de la inteligencia y la voluntad para reflexionar sobre nuestras faltas y cambiar. “Vamos de paso en esta vida, y las cuentas se rinden al final”, advirtió. “Si hoy corregimos el rumbo, cuando Dios nos llame, saldremos bien librados ante su mirada”.











