México celebra la baja de 7.2% en hurtos vehiculares, mientras el factor violencia se dispara, usándose en el 57% de los asaltos.
Los conductores de vehículos asegurados en México tienen una razón para un cauto optimismo. Los datos recientes de la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) a septiembre de 2025 confirman una tendencia a la baja en el robo de autos: se registraron 58,134 unidades robadas en el último año, lo que se traduce en una disminución del 7.2% respecto al periodo anterior. Esta cifra sugiere que las medidas implementadas por el sector y las autoridades están, finalmente, doblando la curva.
No obstante, esta buena noticia viene con una sombra pesada que no permite relajarse: la violencia con la que operan los delincuentes.
Violencia Imparable: Más de la Mitad de los Asaltos
Aunque el número total de robos haya descendido, la brutalidad no lo ha hecho. El 57% de los hurtos a nivel nacional se realizó con uso de violencia. Esta estadística es un golpe de realidad: el riesgo para la integridad física del conductor sigue siendo el mayor desafío.
El riesgo se intensifica en estados como Sinaloa, donde la violencia estuvo presente en un alarmante 84.7% de los robos, y Puebla, con un 69.7%. Estas cifras convierten la coordinación entre las entidades de seguridad y las aseguradoras en una necesidad crítica, enfocada no solo en la prevención, sino en desarticular la agresividad criminal.
Los Puntos Calientes y la Recuperación
En cuanto a la distribución geográfica, la concentración sigue siendo un reto. El Estado de México se mantiene como la entidad con mayor volumen de robos (14,245 unidades), pese a su notable descenso del 12.2%. Le siguen Jalisco (6,660 robos) y la Ciudad de México (5,385), cuya incidencia apenas se modificó.
Como punto a favor, la labor de recuperación se mantuvo estable en un 43%, con 25,151 vehículos localizados. Una eficiencia vital para reducir las pérdidas y mitigar el impacto del crimen organizado.
En síntesis, si bien la disminución general del robo es un paso adelante crucial, el alto nivel de violencia obliga a los automovilistas a mantener la máxima precaución. El mejor escudo contra este doble desafío sigue siendo la prevención activa y contar con un seguro completo que proteja tanto el patrimonio como la persona.