El pequeño Simón permanece en terapia intensiva después de un golpe que conmocionó al béisbol mexicano
La emoción del béisbol se transformó en tragedia el miércoles, cuando un pelotazo impactó en la cabeza de Simón, un niño de apenas nueve años que asistía con su familia al Estadio Alfredo Harp Helú. Lo que debía ser una noche de fiesta beisbolera terminó marcada por la angustia.
Simón estaba en las gradas altas cuando una pelota salió disparada directo hacia él. El golpe, que al principio pareció no tener consecuencias graves, desencadenó horas después una emergencia médica. De regreso en casa, comenzó a sentir dolor de cabeza y vómitos, lo que alertó a sus padres.
Al llegar al hospital, una tomografía reveló una hemorragia cerebral que ponía en riesgo su vida. De inmediato, los médicos decidieron intervenirlo quirúrgicamente. Hoy, el pequeño permanece en terapia intensiva, bajo constante vigilancia médica, mientras sus padres claman por su pronta recuperación y enfrentan la incertidumbre del pronóstico.
La familia, sin seguro médico, ha pedido apoyo económico y donaciones de sangre para salvar a Simón. La noticia ha conmovido a fanáticos, peloteros y directivos de todo el país, quienes han comenzado a unirse para respaldar a los padres del menor en este difícil momento.
El incidente también ha encendido el debate sobre la seguridad en los estadios. Muchos exigen reforzar las mallas protectoras para evitar que la emoción del juego ponga en riesgo la vida de los aficionados. Mientras tanto, la afición reza por el niño que soñaba con ver a sus ídolos.