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El padre Néstor Martínez anunció con alegría que César e Ian comenzarán su formación en el seminario de Saltillo, resaltando su entrega como un acto de generosidad frente a la crisis vocacional que enfrenta la Iglesia Católica.
La comunidad parroquial vivió un momento especial este domingo, cuando el padre Néstor Martínez felicitó públicamente a dos jóvenes que inician su formación para ser sacerdotes. César e Ian, ambos decididos a responder al llamado de Dios, ingresan al seminario de Saltillo en medio de una preocupante escasez de vocaciones sacerdotales.
El sacerdote destacó que, mientras muchos jóvenes buscan comodidad o éxito material, ellos han elegido un camino distinto, uno que implica entrega, fe y servicio. “Su decisión es un regalo para la Iglesia”, expresó. También pidió a los fieles que los acompañen con sus oraciones, pues su vocación apenas comienza.
Cristian, otro joven de la comunidad, también vive su proceso vocacional desde casa. El padre Néstor lo mencionó con cariño y orgullo, agradeciendo su firmeza. “En un mundo que muchas veces desprecia lo espiritual, su ejemplo es luz”, dijo, insistiendo en que hacen falta más corazones dispuestos a servir en el altar.
El sacerdote aprovechó la ocasión para hablar del Jubileo de los Jóvenes celebrado recientemente en Roma, donde miles de jóvenes dejaron su rutina para vivir una experiencia profunda de fe. “Eso es generosidad”, dijo. “Significa que nuestra Iglesia sigue viva, fuerte, y que el futuro también está en manos jóvenes”.
En su homilía, recordó que el propósito de la vida no es acumular riqueza, sino prepararse para la eternidad. “La avaricia encadena; la generosidad libera”, reflexionó. Puso como ejemplo a Jesús, quien se entregó por completo. “Dios dio a su Hijo, y nosotros debemos aprender a dar con alegría”.
César e Ian fueron bendecidos por la comunidad y enviados con emoción. El padre Néstor subrayó que su vocación no solo los transforma a ellos, sino que anima a todos. “Que su sí inspire a más jóvenes a abrir el corazón. El sacerdocio no está en crisis por falta de llamados, sino por falta de respuestas”.
La comunidad celebró con esperanza este paso de fe. En medio de la necesidad urgente de sacerdotes, el compromiso de estos jóvenes representa una promesa. “No hay mayor riqueza que vivir para Dios y para los demás”, concluyó el sacerdote. “César e Ian ya han dado ese primer y valiente paso”.
