El padre Francisco Isaac Cortés destacó en su homilía que la fe debe ser vivida con actos, advirtiendo contra el riesgo de ser “cristianos sin Cristo” e instando a la coherencia con el Evangelio.
Durante la celebración dominical en la parroquia de Santiago Apóstol, el padre Francisco Isaac Cortés centró su mensaje en la Fe, calificando este día como el “Domingo de la Fe”. El sacerdote fundamentó esta designación en las lecturas bíblicas: el profeta Habacuc (“El justo, en cambio, vivirá por su fe”), San Pablo a Timoteo y, crucialmente, la petición de los discípulos en el Evangelio de San Lucas: “Auméntanos la fe.”
La Fe que Sostiene y el Amor Creador
El padre Cortés definió la fe como la “certeza, tener la verdad de aquello que no podemos ver”, la creencia en un Dios que no solo nos crea, sino que nos observa, nos sostiene con su providencia y nos ama infinitamente. En el marco del actual Jubileo de la Esperanza, el sacerdote hiló las tres virtudes teologales. Recordó que hemos sido creados en el amor (que, según San Agustín, es el Espíritu Santo), salvados en la esperanza y sostenidos por la fe en nuestro peregrinar hacia la vida eterna.
Dirigiéndose a la asamblea, el párroco citó a San Pablo para animar a “no tengas miedo, no tengas temor de dar testimonio de Cristo”. La homilía hizo un fuerte llamado a la coherencia cristiana, señalando que no basta con la profesión de la fe, sino que debe manifestarse en la vida diaria.
“Lo que creo lo hago, lo actúo, pero también lo vivo. Es decir, tengo fe en Cristo y por lo tanto vivo como Cristo. […] Hay que ser coherentes con la fe en la que profesamos, con la fe que tenemos.”
El Peligro de Ser “Cristianos Insípidos”
El padre Cortés se detuvo en la identidad del cristiano a través de una expresión distintiva: el “olor de Cristo”. Explicó que al ser bautizados, fuimos ungidos con el Santo Crisma, ese perfume de Cristo, por lo que el cristiano debe “expirar a Cristo”.
Aunque reconoció la validez de la exhortación del Papa Francisco a ser “pastores con olor a oveja” y estar cerca de la gente, complementó la idea: “También hay que ser pastores con honor a Cristo y transmitir a Cristo.”
El sacerdote lanzó una seria advertencia sobre el riesgo de ser “cristianos sin Cristo”, comparándolo con la imagen de la sal que se queda sin sodio, insípida, incapaz de impregnar o dar sabor. “Podemos llegar a ser también en ocasiones cristianos insípidos, cristianos sin ese sabor, sin ese olor al mismo Cristo Jesús,” lamentó.
Para finalizar, el padre Francisco Isaac Cortés invitó a la comunidad a pedir a Jesús no solo que les conceda permanecer en la fe, sino a ser testigos coherentes de ella, a “sentir y pensar como el mismo Cristo siente y piensa” para dar testimonio del amor que Él nos tiene.