Piden leyes más firmes y vigilancia constante para frenar el abigeato
En comunidades rurales de la región Centro, el robo de ganado se ha vuelto una pesadilla constante. Arturo Valdez, pequeño productor, explica que la crisis económica y la falta de dinero en circulación han disparado los hurtos no solo en ranchos, sino también en comercios y viviendas.
Los delincuentes actúan principalmente de noche, aprovechando la oscuridad y la falta de vigilancia. Aunque patrullas recorren algunas zonas durante el día, el problema real —según Valdez— está en las madrugadas, cuando el campo queda desprotegido y los ladrones se mueven libremente por brechas y caminos rurales.
La ley castiga el abigeato como delito grave, pero solo si el ladrón es sorprendido dentro del rancho. Si es detenido en carretera con el ganado, la acusación cambia a “transportación de ganado robado”, reduciendo las sanciones y facilitando la liberación de los responsables.
Esto provoca que muchos robos queden impunes, pues los productores suelen descubrir el delito hasta la mañana siguiente. Valdez considera urgente modificar la legislación para cerrar estos vacíos legales y asegurar que el castigo sea igual de severo, sin importar dónde se detenga al ladrón.
Castaños, San Buenaventura y Candela están entre los municipios más golpeados, mientras que en Monclova y Frontera los casos son menores pero no inexistentes. Productores advierten que también han crecido los robos de maquinaria, tuberías y paneles solares, afectando gravemente la economía del campo.
Valdez asegura que ha dialogado con la Fiscalía, pero recalca que la verdadera solución está en la prevención: reforzar los rondines nocturnos y reactivar la policía rural para proteger las zonas agrícolas y ganaderas, donde la inseguridad amenaza cada día más el sustento de las familias.











